Vínculo ambivalente

Sabes que te hace daño. Que cada vez que estás con esa persona terminas agotada, ansiosa o confundida. Y, sin embargo, no puedes alejarte.

¿Por qué cuesta tanto soltar una relación que ya no te hace bien?

La respuesta no es falta de voluntad. Es una combinación de historia emocional, patrones de apego y neuroquímica. En este artículo exploramos por qué algunas relaciones son tan difíciles de dejar, y cómo empezar a liberarte sin culpa.

Vínculos que confunden: amor y dolor mezclados


Cuando alguien te da cariño… y luego te ignora. Te busca… y después te rechaza. Te dice que te quiere… pero te hace daño. Tu cuerpo entra en un estado constante de alerta y confusión.

Esto se llama vínculo ambivalente, y activa el mismo sistema cerebral que una adicción. Según estudios sobre apego (como los de Mary Ainsworth y Hazan & Shaver), las personas con apego ansioso tienden a quedarse en relaciones inestables por miedo al abandono.

Recibir afecto de forma intermitente genera un refuerzo emocional poderoso, que engancha más que el afecto constante. Lo impredecible se vuelve adictivo.

¿Por qué no puedes soltar, si sabes que te hace daño?

  1. Porque tu herida se siente “en casa” en ese caos emocional. Si creciste con vínculos inseguros, el malestar te resulta familiar.
  2. Porque irte activa miedos profundos:“¿Y si me arrepiento?”, “¿Y si nadie me quiere?”, “¿Y si estoy exagerando?”
  3. Porque tu autoestima ya está erosionada por esa misma relación. Cuanto más dudas de ti, más difícil es poner límites.

Lo que parece amor, pero no lo es


Una relación sana no te hace sentir pequeña. No te obliga a demostrar tu valor. No te pone en duda todo el tiempo.

Como escribió Walter Riso:

“El amor no duele. Lo que duele es la dependencia, la falta de autoestima y la confusión emocional.”


Tu termómetro relacional


Hazte estas 5 preguntas sobre ese vínculo difícil:

  1. ¿Cómo me siento justo después de estar con esa persona?
  2. ¿Qué emociones predominan: calma, alegría o tensión y ansiedad?
  3. ¿Qué versión de mí aparece en esta relación?
  4. ¿Siento que tengo que esforzarme para que me quieran?
  5. ¿He dejado de ser yo misma para mantener este vínculo?

Si respondes con malestar a tres o más, no lo ignores. Tu cuerpo ya sabe lo que tu mente intenta justificar.

Publicaciones Similares