¿Es ansiedad o estrés?
Sentir agobio, aceleración mental o tensión en el cuerpo puede parecer algo “normal” en estos tiempos. Pero muchas personas no saben identificar si lo que están experimentando es estrés o ansiedad, y eso dificulta que puedan gestionarlo de forma adecuada.
Aunque comparten síntomas, no son lo mismo, y aprender a distinguirlos es el primer paso para recuperar el equilibrio.
🧠 ¿En qué se diferencian el estrés y la ansiedad?
El estrés aparece cuando hay una demanda externa concreta: una entrega urgente, una discusión, una mudanza, un exceso de responsabilidades. Es una reacción adaptativa del cuerpo, que se activa para responder con eficacia a un reto real. Suele ser temporal y remite cuando el estímulo desaparece.
La ansiedad, en cambio, tiene un origen más interno y anticipatorio. No depende tanto de lo que está ocurriendo, sino de lo que creemos que podría pasar. Es una sensación difusa de amenaza que se instala incluso cuando todo está aparentemente bien. Por eso, la ansiedad puede volverse crónica, persistente y más difícil de identificar.
Mientras el estrés se manifiesta como presión, tensión muscular, fatiga o irritabilidad, la ansiedad se expresa con palpitaciones, dificultad para respirar, nudo en el estómago, pensamientos repetitivos o sensación de peligro inminente.
En resumen: el estrés tiene que ver con el presente; la ansiedad, con el futuro.
📊 Un dato importante
Según la OMS, más de 260 millones de personas en el mundo sufren trastornos de ansiedad. En España, casi un 15% de la población presenta síntomas ansiosos importantes, muchas veces sin diagnóstico ni tratamiento.
Y una parte de esas personas cree que “solo están estresadas”, cuando en realidad su cuerpo lleva mucho tiempo pidiendo auxilio.
🛠️ Herramienta práctica: “Escáner corporal y mental en 3 pasos”
Para saber qué te pasa y empezar a calmarte, te propongo este ejercicio breve de autoconexión:
1. Nómbralo: ¿qué estás sintiendo exactamente?
Pregúntate: ¿hay una causa concreta que me está presionando? ¿O es una sensación de inquietud constante sin motivo aparente?
Ponle nombre. A veces es estrés, otras veces es ansiedad. A veces es miedo, tristeza o una mezcla. Nombrar lo que sentimos nos ayuda a procesarlo.
2. Haz un escaneo corporal rápido
Cierra los ojos unos segundos y recorre tu cuerpo mentalmente. ¿Dónde notas la tensión? ¿Cómo está tu respiración? ¿Tu mandíbula, tus hombros, tu pecho?
Esto te saca del modo mental y te lleva al cuerpo, que siempre tiene pistas valiosas.
3. Activa la regulación desde el cuerpo
- Si lo que sientes es estrés: descarga esa energía. Camina, estira, baila, sal a dar un paseo. Tu cuerpo necesita liberar.
- Si lo que sientes es ansiedad: activa el nervio vago. Respira lento y profundo, aplica calor (como una manta), canta, haz un zumbido o una exhalación larga. Tu cuerpo necesita sentirse seguro.
No subestimes el poder de lo físico para regular lo emocional.
💡 Tu cuerpo no exagera: te está avisando
El estrés y la ansiedad no son debilidades, son formas en las que tu cuerpo te protege y te informa. El problema no es sentirlos, sino ignorarlos. Si aprendes a distinguirlos, podrás atenderlos mejor y evitar que se acumulen o te desborden.
Recuerda: no necesitas estar “a punto de explotar” para empezar a cuidarte. Cuanto antes reconozcas lo que te pasa, antes recuperarás la calma y el equilibrio.
