¿Por qué hay más separaciones tras el verano?

Las vacaciones de verano, que a priori deberían ser un espacio de descanso y disfrute, se convierten cada año en el inicio del fin para muchas parejas. Lo vemos en consulta y lo confirman los datos: septiembre es uno de los meses con más rupturas del año.

¿Qué dicen los datos?

En España, los divorcios aumentan entre un 20% y un 30% después del verano, según el Consejo General del Poder Judicial. Muchos despachos de abogados y centros de terapia de pareja notan un repunte claro de peticiones de separación durante septiembre y octubre. Este patrón también se repite en otros países europeos y en América Latina, lo que sugiere una tendencia emocional y social global, no un fenómeno puntual.

Entonces… ¿por qué ocurre esto?

Por qué el verano saca a la luz los conflictos de pareja

Durante el año vivimos en modo automático: trabajo, niños, casa, rutinas. Apenas hay espacio para mirar al otro, ni tiempo para notar cómo está realmente la relación. Las vacaciones rompen ese patrón: hay más convivencia, más tiempo juntos… y menos escapatorias. Esto puede ser positivo, pero también saca a la luz lo que estaba “tapado”.

Además, muchas personas proyectan en el verano expectativas muy altas: “vamos a recuperar la conexión”, “volveremos a sentir lo de antes”, “por fin descansaremos”. Pero cuando estas expectativas no se cumplen, surge la frustración… y la relación se convierte en el blanco perfecto.

5 claves para reconectar y mejorar tu relación este verano

1. Conversad sobre vuestras expectativas y necesidades antes del viaje
Una conversación sincera antes de salir puede evitar muchos conflictos. Preguntad: “¿Qué te gustaría que tuviéramos estas vacaciones?” ¿Tiempo en pareja? ¿Espacios individuales? ¿Descanso, diversión, intimidad? Ponerse de acuerdo desde el inicio permite alinear expectativas y reducir frustraciones.

2. Aprovechad la calma para hablar de la relación (con cariño, no con reproches)
Durante el año no hay tiempo, pero ahora sí. El verano es un buen momento para revisar cómo está el vínculo. Algunas preguntas que pueden abrir una conversación constructiva:
– “¿Qué cosas sientes que han mejorado entre nosotros?”
– “¿En qué podríamos cuidarnos más?”
– “¿Qué te gustaría que hiciéramos diferente como pareja?”
No se trata de resolver todo, sino de abrir espacios de intimidad emocional.

3. Respetad el equilibrio entre momentos compartidos y espacios individuales
Pasar más tiempo juntos no significa hacer todo juntos. Dejad espacio para que cada uno respire, disfrute a su manera, recargue energía. El tiempo personal no aleja: fortalece.

4. Compartid responsabilidades, también en vacaciones
No debe recaer en una sola persona (normalmente la mujer) la carga de planificación, organización o gestión familiar. Repartid tareas (viajes, comidas, niños, decisiones) de forma consciente. El equilibrio en las cargas refuerza el respeto y reduce tensiones.

5. Cread momentos de conexión y presencia real
Más allá del móvil, la logística o las prisas… ¿cuándo fue la última vez que os mirasteis con curiosidad? Proponed actividades que generen conexión: una cena sin pantallas, un paseo al atardecer solo para hablar, un juego de preguntas profundas (como las “36 preguntas para enamorarse de nuevo”). La intimidad emocional se cultiva, no aparece por arte de magia.

Mucho cuidado…

Las vacaciones pueden ser una trampa… o una oportunidad. Si notas que el vínculo está tenso, no ignores las señales. Pero tampoco lo des todo por perdido. Aprovecha el descanso para mirar con honestidad la relación, hablar sin prisa y sembrar nuevas formas de conectar. Recuerda: una crisis bien gestionada puede ser el inicio de una etapa más consciente, más madura… y mucho más bonita.

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