No es pereza, es bloqueo emocional
¿Te pasa que sabes lo que tienes que hacer, pero no lo haces? Lo pospones. Te distraes. Lo dejas para luego. Lo haces todo, menos eso. Después viene la culpa… y vuelta a empezar.
No estás sola. Lo que ocurre tiene nombre: procrastinación. Y no, no tiene que ver con falta de motivación o pereza. En la mayoría de los casos, es un mecanismo emocional de evitación.
🧠 ¿Qué es realmente la procrastinación?
La procrastinación es la tendencia a retrasar voluntariamente tareas importantes, a pesar de saber que esto traerá consecuencias negativas.
Es una forma de evitar el malestar que genera la tarea: aburrimiento, inseguridad, miedo al fracaso, perfeccionismo, presión interna…
Es decir: no pospones la tarea, pospones cómo te hace sentir.
📊 Datos científicos de interés
- Según un estudio de la Universidad de Calgary (Piers Steel, 2007), alrededor del 20% de los adultos procrastinan de forma crónica, y más del 70% lo hace de forma ocasional.
- La procrastinación está relacionada con altos niveles de ansiedad, baja autoestima y dificultades de regulación emocional.
- Estudios en neurociencia han encontrado que las personas que procrastinan tienen una mayor activación de la amígdala, la zona del cerebro que procesa el miedo y la amenaza, y menos conexión con la corteza prefrontal, que gestiona la toma de decisiones racionales.
- No es un defecto de personalidad, sino un patrón aprendible y modificable.
❌ Lo que no funciona: presionarte más
Decirte “soy un desastre”, “no tengo fuerza de voluntad” o “tengo que ponerme sí o sí” solo aumenta el malestar… y refuerza el ciclo de evitación.
La procrastinación no se combate con exigencia, sino con comprensión, estrategia y autocompasión.
🛠️ Herramienta práctica: la técnica del “acuerdo de 5 minutos”
Una de las herramientas más simples y efectivas para desbloquear la inacción es la siguiente:
1. Elige una tarea que estás evitando.
Ejemplo: contestar ese email, empezar el informe, ordenar una carpeta.
2. Haz un acuerdo contigo misma: solo 5 minutos.
Dite: “Solo voy a empezar. No tengo que terminar, solo estar 5 minutos en ello.”
3. Una vez pasado ese tiempo, decide libremente si seguir o parar.
El 80% de las veces, seguirás. Porque el verdadero obstáculo no era la tarea, era empezar.
Este enfoque reduce la ansiedad y rompe la barrera emocional de la acción. Lo transforma de una montaña en un primer paso.
💡 No te falta disciplina. Te falta amabilidad contigo misma
Procrastinar no significa que seas vaga. Significa que hay algo dentro de ti que se siente amenazado, inseguro o bloqueado. Si aprendes a escucharte, y a cuidarte sin juzgarte, podrás transformar la inercia en intención.
Hazlo en pequeño. Hazlo con amor. Hazlo aunque sea solo 5 minutos.