El monstruo de las adicciones

Adicciones: más allá de las sustancias

Una adicción es un trastorno psicológico y conductual que se caracteriza por la pérdida de control frente a una sustancia o conducta, generando una dependencia progresiva y consecuencias negativas en la vida diaria de la persona. No se trata simplemente de “tener un vicio” o “falta de fuerza de voluntad”: la adicción modifica el sistema de recompensa del cerebro, atrapando a la persona en un ciclo de búsqueda de alivio inmediato.

Podemos hablar de dos grandes tipos de adicciones:

☠️ Adicciones tóxicas o químicas

Son aquellas que implican el consumo de una sustancia que actúa directamente sobre el sistema nervioso central. Incluyen:

  • Tabaco: En España, fuma el 27,7% de la población adulta. Es la primera causa de muerte prevenible, y su uso está asociado a más de 60.000 muertes anuales.
  • Alcohol: Un 8,8% de los hombres y un 4,5% de las mujeres presentan consumo de riesgo. Es legal, accesible y socialmente aceptado, lo que dificulta su detección como problema.
  • Drogas ilegales: Entre ellas destacan el cannabis, la cocaína y el éxtasis. Su uso es menor que el del tabaco o el alcohol, pero no por ello menos dañino.

🔁 Adicciones comportamentales o no tóxicas

Son aquellas en las que no hay una sustancia externa, pero sí una conducta repetitiva que se vuelve compulsiva y perjudicial. Activan los mismos circuitos cerebrales que las sustancias. Las más comunes son:

  • Juego patológico (ludopatía): El 4% de los adolescentes en España muestra indicios de juego problemático. Un 21,5% ha jugado al menos una vez en el último año.
  • Compras compulsivas: Afectan a aproximadamente el 5% de la población adulta, y su prevalencia está en aumento por el acceso 24/7 a plataformas de e-commerce.
  • Adicción al móvil y redes sociales: Un 33% de los adolescentes reconoce un uso problemático del móvil, con síntomas de dependencia, irritabilidad y necesidad constante de conexión.

Aunque no todas las conductas repetitivas son adicciones, cuando estas empiezan a dominar el día a día, generar ansiedad si no se realizan, o producir daño personal o relacional, es momento de prestar atención.

👹 El monstruo que vive dentro

Imagina que dentro de ti vive un “monstruo”. Un ser que nació el día en que tu cuerpo y tu mente no supieron cómo calmar el dolor, la ansiedad, el vacío o la soledad. Ese monstruo aprendió que, cada vez que gritaba, tú le dabas lo que pedía: una copa, una compra, un atracón, una dosis de dopamina.

Pero ahora tú estás en un proceso de cambio. Has decidido recuperar el control. Y entonces… el monstruo se revuelve. Grita. Pide. Suplica.

Ese malestar que sientes —la ansiedad, la necesidad, la incomodidad— es el monstruo gritando… porque tiene hambre.

Y aquí viene la clave:
Si el monstruo tiene hambre, es porque tú lo estás dejando morir. ¡Y ESO ES ALGO MARAVILLOSO!

🎯 Así que en lugar de temer ese malestar… celébralo.
Cada vez que sientas esa incomodidad, recuérdate:
“Esto no es una recaída inminente. Es una señal de que estoy ganando.”

🛠 Cómo usar esta visualización para sanar

1. Ponle cara al monstruo.
Cierra los ojos e imagina cómo es. ¿Qué tamaño tiene? ¿Qué forma tiene? ¿De qué color es? ¿Cómo se mueve cuando quiere controlarte?

2. Distingue tu voz de la suya.
La tuya es compasiva, clara, paciente. La del monstruo es urgente, ansiosa, repetitiva. No todas tus voces internas son tuyas. Algunas son estrategias de supervivencia obsoletas.

3. Habla con él, no lo ataques.
No lo odies. Dile: “Ya no te necesito y por eso no voy a darte de comer, no voy a darte lo que me pides, porque a ti te hace bien, pero a mí me daña. Estoy aprendiendo a calmarme de otras formas.”

4. Reencuadra el malestar.
Cuando sientas la ansiedad por consumir o repetir la conducta adictiva, piensa:
“¡Bien! El monstruo tiene hambre. Eso significa que estoy recuperando el poder.”

5. Refuerza nuevas formas de autorregulación.
El monstruo se alimenta de la droga, el tabaco, el alcohol o la conducta adictiva. Pero tú puedes nutrirte con respiración, escritura, deporte, contacto humano, meditación. …

Recuerda: tú no eres el monstruo. Eres quien lo ha sostenido por años… y ahora está lista para dejarlo ir.

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